A todos nos ha pasado alguna vez, ese momento en el que la anticipación de encontrarnos con alguien que nos importa nos llena de emoción y expectativas. La sensación de tener muchas ganas de verte, de mirarte a los ojos y sumergirnos en esa conexión especial que solo podemos encontrar con ciertas personas. Es como si el tiempo se detuviera por un instante y solo existiéramos tú y yo, intercambiando miradas que dicen más que mil palabras.